centro

(Exposición Teatro Alhambra en Granada, 2013)










Audiovisual Centro, 2013
5 min.










Sobre el centro



El centro está rodeado de otros centros.

La vida, etérea en tiempo y espacio universales, por entropía, sucede en el desorden. Todo tiende a un desorden causado por la imposibilidad de la respuesta absoluta, y todo se afianza en la certeza de la incertidumbre, la presencia de lo no visible, la ausencia, el vacío, la nada.

Fotografiar lo que no se ve. Lo que no se puede comprender de otra manera.

La nada, el vacío, son centro. Centro, núcleo. El núcleo es un estado, una intersección espacial y temporal, un espacio creado en la persistencia temporal, cierta solidificación vital, el hogar.

El hogar es un sistema de interacción entre diferentes centros.

Todo es parte de un sistema basado en la propiedad de comunicación de los centros. Todo centro está perdido y anclado en el universo, pero cumpliendo una extraña función indeterminada, una función celular, atómica, particular entre lo universal.

Todo es particular e inmenso y universal y diminuto. El centro es único y móvil, y habita espacios y tiempos compartidos con otros centros. El centro es común e íntimo, suma de complementarios. Hogar y refugio.



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La fotografía es una aventura, lo mismo que la vida. Si el hombre decide expresarse fotográficamente, tiene que comprender, hasta cierto punto sin duda, su propia relación con la vida.

Harry Callahan



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Y todos los poemas que he escrito
vuelven a mi nocturnos.

                                      Me revelan
sus más turbios secretos.

                                      Me conducen
por lentos corredores
de lenta sombra hacia qué reino oscuro
por nadie conocido
y cuando ya no puedo
volver, me dan la clave del enigma
en la pregunta misma sin respuesta
que hace nacer la luz de mis pupilas ciegas.

                                                                  (Centro)

José Ángel Valente



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El claro del bosque es un centro en el que no siempre es posible entar; desde la linde se le mira y el parecer de algunas huellas de animales no ayuda a dar ese paso. Es otro reino que un alma habita y guarda. Algún pájaro avisa y llama a ir hasta donde vaya marcando su voz. Y se la obedece; luego no se encuantra nada, nada que no sea un lugar intacto que parece haberse abierto en ese sólo instante y que nunca más se dará así. No hay que buscarlo. No hay que buscar. Es la lección inmediata de los claros del bosque: no hay que ir a buscarlos, ni tampoco a buscar nada de ellos.

María Zambrano